Para cuatro personas:
Cuatro patatas medianas
Cuatro huevos
8 cucharadas de salsa de tomate casero (mejor de "tipo casero", con cebolla. Si no se tiene, sirve el frito de brick)
Queso rallado tipo cuatro quesos
Orégano (una cucharada)
Sal
Aceite de oliva virgen extra
Relleno:
Jamón serrano en lonchas finas y cortado en trozos
o
Chorizo en lonchas finas
o
Champiñones
o
Jamón de York
o
Pimientos asados
o
Lo que más te guste (deja volar tu imaginación, o aprovecha las sobras de: pescado, verdura, pollo asado...).
Se necesita una sartén con tapa, mejor que sea amplia. Si no, una cazuela baja con tapa.
Cortar las patatas en lonchas muy finas, como para tortilla.
Pintar con aceite de oliva virgen extra el fondo de la sartén y ponerla a fuego. Colocar las patatas en el fondo, cubriéndolo bien, y salar.
Tapar la sartén, con el fuego al mínimo, y dejar cocinarse durante unos diez minutos. El fuego muy bajo para que no se quemen. Deben quedar un poco blanditas.
A continuación, sin quitar la sartén del fuego, echar el tomate y extender con una cuchara. Añadir el orégano, y colocar sobre ello los ingredientes elegidos para el relleno.
(En este caso, la he rellenado con champiñón en conserva y jamón cocido).
Echar el queso rallado, dejando cuatro huecos sin cubrir. Lavar bien los huevos y poner uno en cada hueco (con mucho cuidado para que no se rompa la yema).
Volver a tapar la cazuela, siempre con el fuego al mínimo, y dejar unos quince minutos (hay que comprobar que las claras estén bien cuajadas).
El tomate que hemos echado hará que la patata se "cueza" en él, y queda muy jugosa. El fuego tiene que estar bajo para que no se peguen las patatas al fondo.
Para servir, cortar la superficie con una espátula en cuatro partes, con el huevo en medio de cada una de ellas, y meter bien la espátula por debajo para que se mantengan las patas en su sitio, como una especie de tortilla.
Si se acompaña de una buena ensalada y fruta, es plato único.
¡Y a disfrutar!
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