Una tarta sencillísima para quedar bien en cualquier ocasión. La ventaja es que hay que hacerla el día anterior, así, el día de la comida o cena ya tenéis el postre listo para servir.
Utensilios:
Una fuente cuadrada, de cristal, porcelana o metálica (no va al horno).
Ingredientes:
Un pack de tres latas de piña (Videca, del Mercadona) o una lata grande (también de Videca, Mercadona).
2 Bricks de nata líquida de 200 grs. cada uno
1 sobre de gelatina de limón (marca Hacendado, vienen dos en el paquete)
Caramelo líquido (marca Hacendado, o hacerlo según receta que he encontrado en este blog)
Un paquete de bizcochos (marca Hacendado, y sobrarán unos cuantos para un buen chocolate).
Opcionalmente: cerezas confitadas.
Cómo hacerla:
Poner a escurrir todas las rodajas de piña en un escurridor o colador grande, al menos durante media hora. Echar el líquido de las latas en una cazuela y reservar.
Echar unas tres cucharadas de caramelo líquido en el fondo de la fuente y repartirlas, moviendo la fuente en todas direcciones, para que cubran bien el fondo.
Cuando se hayan escurrido las rodajas, colocarlas en el fondo de la fuente. Lo ideal es colocar una fila, enteras, en el centro de la fuente.
En los laterales, medias rodajas, con los extremos hacia las paredes de la fuente, y cubrir los huecos con cuartos o medios cuartos. Si sobran algunas rodajas, partirlas en trozos pequeños y reservar.
OPCIONALMENTE: en el centro de cada rodaja y en las de los laterales, poner una cereza confitada.
En el líquido de las latas que tenemos en la cazuela, echar los dos bricks de nata líquida y el sobre de gelatina. Poner la cazuela a calentar, a fuego medio-bajo, NO TIENE QUE HERVIR EN NINGÚN MOMENTO, sin dejar de remover con una cuchara de madera. Cuando esté bien ligado, apartar del fuego. Añadir la piña picada en trocitos que ha sobrado y batir con la batidora eléctrica hasta que no queden hebras (si no ha sobrado piña NO HAY QUE BATIR LA MEZCLA).
Inmediatamente, verter con cuidado la mezcla en la fuente.
A continuación, cubrir la fuente con bizcochos; la parte recta debe quedar mirando hacia arriba (será la base de la tarta). Debe cubrirse todo el fondo, por lo que, si es necesario, se cortará algún bizcocho en trozos para cubrir los huequecillos. Luego, con una espátula, se empujan hacia abajo, con cuidado, para procurar que el líquido de la mezcla los vaya cubriendo.
Se deja enfriar del todo y se cubre con film transparente. Se mete en la nevera, al menos, ocho horas antes de servir, para que cuaje bien la gelatina y esté fría. Lo ideal, como ya dije, es hacerla el día anterior.
Para desmoldarla en el momento de servir: pasar un cuchillo por todo el borde, con mucho cuidado. Colocar encima una bandeja lisa, de mayor tamaño que la fuente, y dar la vuelta con mucho cuidado. Como pesará, pedid ayuda a algún invitado, no se os vaya a caer al suelo...
Al servirla, tened en cuenta que las rodajas de piña necesitan, primero, un cuchillo afilado para cortarse. Luego ya se usa la paleta de servir.
¡Buen provecho!
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